
En esta ocasion Xochipilli Magazine presenta la propuesta artística de Anahid Hernández, pintora Mexicana que explora la vinculación entre cuerpo y pintura, proponiéndonos, una visión de la finitud, no como final sino como punto de partida.
por Pedro Pablo Marín

Anahid Hernández
Monterrey, Nuevo León, México, 1988.
Es Licenciada en Artes Visuales por la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Monterrey, Nuevo León, México. Le gusta pintar más con óleo porque la pintura perdura más y le da textura y color a su obra.
“A mi lo que me mueve es hablar del paso del tiempo, el por que hacemos lo que hacemos, nuestras metas y nuestros sueños”
Anahid
Establecer la finitud y el paso del tiempo como punto de partida de nuestros actos, nos propone, una apropiación de la finitud, no como algo de lo cual se deba huir, sino como punto de partida.
La obra de Anahid, gira en torno a la cotidianidad, a los pequeños actos en los cuales ocupamos el tiempo “a mi lo que me mueve es hablar del paso del tiempo, el por que hacemos lo que hacemos, nuestras metas y nuestros sueños” (Anahid). Esta cotidianidad considerada bajo la perspectiva del tiempo, encarna una consciencia de lo que pasa, de lo caduco, de aquello que por ser pasajero no ha de desecharse o ignorarse, sino ser vivido en su máxima expresión momento a momento.

“Sólo tenemos esta vida para hacer las cosas y
nos tenemos que levantar día con día para lograr algo,
con la consciencia de que no tenemos control total
sobre el cómo y el cuándo moriremos”
En este sentido, la finitud, tanto de la vida como de los actos en el tiempo, sitúan a la pintora en la autenticidad de su obra “sólo tenemos esta vida para hacer las cosas y nos tenemos que levantar día con día para lograr algo, con la consciencia de que no tenemos control total sobre el cómo y el cuándo moriremos” (Anahid). Este hacer que nos comparte Anahid, estas acciones diarias con las cuales vamos construyendo un sentido, residen en algo que nos es muy propio: el cuerpo.
Es en la corporalidad donde experimentamos el paso del tiempo y a través del cual accionamos nuestro sentido vital.
Pinto el Tiempo a la manera que lo siento, como un Ser que rige mis días, atento a mis pasos, con una fuerza parecida a los agujeros negros en el espacio, se lo lleva todo ¿A dónde?
Es un misterio
Anahid
El cuerpo como un elemento fundamental en la obra plástica de la artista, nos sitúa en un campo de sentido que abarca la temporalidad, la finitud y la creación simbólica a partir de la caducidad del mismo.

En la obra plástica de la pintora Mexicana, existe una corporalidad, es decir, que uno de sus métodos de creación consiste en escenificar sus propias pinturas, de manera que su obra, antes de pasar por el pincel, los colores y las formas, pasa a ser habitada en el propio cuerpo de la artista, como si de alguna manera, este método permitiera habitar el sentido de la obra que se pretende crear antes de ser creada, como si el acto mismo de hacer de su cuerpo el símbolo de su obra futura, le otorgara a la misma, ese sentido de finitud y de creación que se desprende de vivir siempre al lado de lo finito, de lo terrenal, de lo que termina, de la muerte.


Más allá o más acá del performance, la obra de Anahid, nos remite a la corporalidad de los sentidos creados en el tiempo, en la cotidianidad y que posteriormente demandan una expresión plástica “empiezo con pequeños apuntes de dibujos y durante cierto tiempo lo voy desarrollando, busco materiales, maquillaje, telas, todo lo que creo voy a necesitar” (Anahid).
Antes de llegar al lienzo o al muro, la obra de Anahid ya ha madurado y podríamos decir que la ha acompañado en su cotidianidad, en sus acciones diarias, en su finitud y en su corporalidad.


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